“No se previene la drogadicción hablando mal de las drogas”.
“Hay que estar preparados para convivir con estas sustancias durante muchos años más”.
“Nuestros jóvenes tendrán cada vez más fácil acceso a los estupefacientes. Tenemos que prepararlos desde la primaria para que puedan decir que no”.
Sus palabras son elocuentes. Alarmantes. Ramiro Hernández, director del PUNA (Programa Universitario para el Estudio de las Adicciones), habló sin tapujos sobre cuáles son hoy en día los métodos más elegidos para prevenir del consumo problemático de sustancias. Lo hizo en anticipación al Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, que se celebra el viernes próximo.
“Decir que la droga mata ya no sirve. Tampoco hablarles a los jóvenes sobre los daños que causa. A nadie le importa”, explica Hernández. “El de las adicciones es un problema social, global y en expansión. La tendencia es que va a ir en aumento. Ya lo vemos: ha aumentado la cantidad de consumidores de sustancia y bajó la edad en que empiezan a probar las drogas. Antes era a los 17 años, ahora es en promedio a los 13. La mayoría lo hace con marihuana, una sustancia que tiene muchísima tolerancia social, incluso más que el tabaco. Hoy los adolescentes opinan que un porro hace menos daño que un cigarrillo. No se de dónde sacaron esa información; es incorrecta”, señala el experto.
Al director del PUNA no le sorprenden las últimas estadísticas que difundió la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), en las cuales se muestra que bajó el consumo de tabaco entre los adolescentes, pero aumentó el de marihuana.
Según un estudio nacional - del que participaron más de 112.000 alumnos de escuelas de nivel medio de todo el país- en los últimos cinco años casi se duplicó el consumo de marihuana.
“Lo que nos preocupa más en la actualidad es el consumo experimental y esporádico en los jóvenes. Esto está incorporado en la cultura y se ha generalizado: hoy nueve de cada 10 jóvenes han probado la marihuana, y lo hacen a edades cada vez más tempranas”, detalla Hernández. Según calcula, de todos esos que prueban, menos de un 10% se vuelve adicto.
“A los 13 años hay que poner todo el grueso del esfuerzo. Les enseñamos cómo resistir a la presión de los amigos. La droga es hoy un factor de inclusión, los une a los jóvenes”, añade.
“¿Y de qué se les habla a los chicos en prevención si la idea es no hablar mal de las drogas?”, le consultamos. “Lo primero que les explicamos son todas las sensaciones placenteras que producen las sustancias. Y después les contamos cómo es el mecanismo por el que ya no pueden parar de consumir”, cuenta.
Para el licenciado Lucas Haurigot Posse, secretario de Adicciones de la provincia, la mejor forma de prevenir es salir a la calle. “El desafío es sacar a los profesionales afuera de la oficina. El joven que consume está pidiendo ayuda y está sufriendo. Por eso, hay que ir a su encuentro”, resalta.
“Sabemos que el chico o chica que consume tiene un sufrimiento interno por distintas cuestiones de su vida, no tiene un proyecto de vida, no ha podido sostener sus estudios o su trabajo y ha perdido el horizonte. Esa persona es un terreno fértil para que la sustancia se meta y haga estragos en esa vida. A esto hay que sumarle poca contención familiar, y no me refiero solo a familias humildes o con poca instrucción. Porque esta problemática no distingue clase social ni tampoco nivel de ingresos”, reflexiona el funcionario. Y propone: “hay que conversar con nuestros hijos, orientarlos. Hay demasiado flujo de información y esto los desorienta”, dice.
Haurigot Posse es un convencido que la mejor prevención ya ni siquiera habla de drogas. Incluir a los chicos de los barrios en actividades saludables, como talleres de artes y deportes, es para el funcionario lo más adecuado. “Esto no solo para tener entretenidos a los chicos sino porque son actividades de inclusión y de expresión de sentimientos sin llegar al abuso de sustancias”, sostiene.
“Estamos trabajando en las escuelas primarias en estos mismos temas... Sin hablar de drogas, pero remarcando la importancia de una vida sana y llena de valores. Trabajamos con chicos de seis años para arriba. Nos falta muchísimo. Estos resultados los veremos dentro de diez años, o más, cuando estos chicos puedan decir que no a la droga”, anticipa el experto en adicciones.
La venta de drogas aumentó un 50% en los barrios
La venta de drogas en los barrios se incrementó un 50% entre 2010 y 2014, sobre todo en aquellos con situaciones de vulnerabilidad social, según reveló un reciente nforme sobre el narcotráfico y las adicciones de la Universidad Católica Argentina (UCA). De acuerdo a la investigación, la cifra saltó del 30% de los encuestados en 2010 al 45% en 2014.El estudio comparativo determinó también que el registro de la venta de drogas es mayor en los barrios con falta de presencia policial.Durante cuatro años el Observatorio de la Deuda Social Argentina, que depende de la UCA, realizó más de 7.500 entrevistas, en ciudades de más de 80.000 habitantes en todo el país. “El avance del narcotráfico es un proceso sistemático que se viene dando desde hace dos décadas. Hoy hay un desborde”, dijo en conferencia de prensa Agustín Salvia, coordinador de la investigación.Respecto de la venta de drogas, Salvia señaló que “habría connivencia policial” en barrios más vulnerables y que por eso los vecinos están más expuestos a la violencia, son estigmatizados y aislados. La adicción severa al alcohol y otras drogas se manifiesta sobre todo en aquellos hogares donde hay integrantes jóvenes, de entre 14 y 25 años, dice el estudio.